martes, 10 de marzo de 2009

Despiertame... Cuando Pase El Temblor


Trascendio a la prensa que Diego Maradona intento comunicarse con JR Riquelme pero este ultimo no le atendio el telefono...¿Cortocircuito?
Cabe aclarar que no soy anti-Maradona pero que no nos sorprenda, lamentable Diego es tan frontal que acaba armando puterio en todos lados...

"Si en estos días pueden hablar, resuelven todo. Seguro. Pero si Riquelme sigue sin atenderle el teléfono, Maradona no lo va a convocar".

En el mundo de los jugadores, que además de la cancha incluye producciones fotográficas, boliches y canales de televisión, se sabe todo. Aun antes que los periodistas que conviven con los planteles. Por eso el dato corrió boca a boca: Diego hizo llamar cinco veces a Román por teléfono ayer a la tarde, llegaron a dejarle mensajes, pero el 10 de Boca jamás respondió. Y el técnico de la selección se enojó. Lo tomó como un desplante. Sería sensacionalista plantear una ruptura, una crisis terminal. Pero la próxima lista incluirá a Riquelme sólo si antes habla con Maradona.

El comienzo del ruido en la comunicación entre técnico y jugador es antes de que Diego hablara por televisión. "Con Riquelme tengo una charla pendiente. Necesito que él se pueda sacar un hombre de encima. Yo lo quiero de enganche, pero que tenga esa velocidad mental para ponerles pelotas a los delanteros y que llegue él también. Si no, no me sirve Román. No quiero que me dé vueltas entre Mascherano y Gago. Que venga y le quite la pelota a Demichelis, ¡está a tres kilómetros del arco! Eso tengo que hablar", declaró en Gol de medianoche (TyC sports). Ya es conocido. Lo que no se sabía hasta el momento es que Maradona hizo público ese dignóstico porque ese mismo jueves lo habría llamado y no obtuvo respuesta. Por eso no tomó sus definiciones como una falta de códigos hacia Riquelme.

La segunda tanda de llamados se dio en Ezeiza, ayer. Mientras planea la lista para la doble fecha con Venezuela y Bolivia que tiene que entregar antes del fin de semana, Diego le pidió a una persona de AFA que lo comunicaran con Riquelme. Y nada. Mensajes en el contestador. Y nada. Estuvieron desde las cuatro y media hasta las siete intentándolo. Antes se probó buscando satélites de Román. Y hasta con satélites de Maradona. "¿Para qué lo va a atender después de lo que declaró por televisión?", se preguntaron en el círculo riquelmiano. Esa es la misma teoría que manejan en la Selección. Si bien no se llamó desde el celular del DT, lo hicieron desde números reconocibles para el enganche. Ahí olfatearon que el jugador está molesto y que éste es su modo de exponerlo.

A todo esto, Maradona quedó fascinado con el equipo que le ganó a Francia. Con el ritmo de Messi-Agüero y Tevez cuando entró (el ejemplo es la contra fulminante del segundo gol). Y teme que Riquelme le frene el equipo. Lo delatan las propias palabras: "Román es utilizable si está bien físicamente y se puede sacar un hombre de encima. Si no, está en otro nivel del resto de los jugadores, que van en el aire". Frase que choca de frente con otras anteriores. Decía que en sus convocatorias nunca iban a faltar Riquelme y Verón, aunque ahora no le da el lugar de intocable al 10. Y mientras que en Glasgow anunció que su número de camiseta estaría en la espalda de Román, ya avisa que en el Mundial de Sudáfrica la llevará "el dueño del equipo". Que es muy estricto con esa elección.

¿Significa que se acaba Riquelme en la Selección? No, de ningún modo. Reafirma que Román era Maradona para Basile, no para Diego. Que el único titular del equipo es Mascherano. Y que la figura estelar, la más grande, es el técnico. "Si ahora le atiende el teléfono, arreglan todo en un rato", se achica el pánico. Sí, detrás de la falta de comunicación y de la ninguneada aparece una disputa de egos. Además de dos datos importantes para el mundo maradoniano: 1) por los dos partidos jugados, hoy sería más fácil adaptar al equipo al 4-4- 2, o un 4-3-3 para jugar de local con Venezuela, que cambiar todo por la entrada del enganche; 2) se filtró que en el vestuario de Marsella el grito de los jugadores, tipo cancha, era "que no venga nadie más". La indirecta, dicen, apuntó a Riquelme. Y en menor medida, a Ruggeri.

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